La televisión estatal está en poder de los militares y, a media jornada, el general Abdel Fattah al Burhan hizo una declaración. /AFP.


El general sudanés Abdel Fattah al Burhan disolvió este lunes las actividades de transición del país, cuyos miembros civiles fueron mayoritariamente detenidos, y decretó el estado de emergencia, mientras que, en las calles, ya hubo dos muertos y decenas de heridos entre los manifestantes prodemocracia.

Desde la mañana, el "golpe de Estado" denunciado por la comunidad internacional se está llevando a cabo por etapas. El primer ministro, su esposa, varios ministros y todos los miembros civiles del Consejo Soberano --mayor autoridad de la transición-- fueron detenidos.

El movimiento sacó a decenas de personas a las calles de Jartum en protestas prodemocracia, en las que, de momento, murieron al menos dos personas y más de 80 resultaron heridas, según un sindicato de médicos.

"Dos personas murieron en un tiroteo de las fuerzas del consejo del golpe militar", indicó el Comité Central de Médicos de Sudán, un sindicato independiente, que precisó que el personal sanitario contó "más de 80 heridos".

La televisión estatal está en poder de los militares y, a media jornada, el general Abdel Fattah al Burhan hizo una declaración.

Aunque no deja de repetir que quiere "una transición civil y elecciones libres en 2023", tras 30 años de dictadura de Omar al Bashir, el general cesó de sus funciones a todos los dirigentes.

El gobierno está disuelto, incluso el Consejo Soberano, dijo. Los prefectos y ministros están destituidos y el estado de emergencia rige en todo el país, añadió.

"Desobediencia civil".


Rápidamente después de los anuncios del jefe del ejército, los diferentes sindicatos, grupos activistas de la revuelta de 2019 y otros movimientos prodemocracia instaron a la población a adherirse a una movilización de "desobediencia civil" y de "huelga general", en la línea del llamado a "manifestarse" contra el "golpe de Estado" lanzado por la oficina de Hamdok.

Temiendo por la vida de Hamdok, retenido "en un lugar no identificado", su oficina advirtió a las autoridades militares que sobre ellas recaía "toda la responsabilidad de su vida" o su muerte, en un país donde ya hubo una intentona golpista hace un mes.

El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó el "golpe de Estado militar" y exigió la "liberación inmediata del primer ministro Abdallah Hamdok y de todos los otros dirigentes" detenidos, y que se respete la "carta constitucional".

Cierres de calles de manifestantes prodemocracia rodean las calles de la capital tras la toma militar. /AFP.


Ese texto, firmado por todos los responsables anti-Bashir en 2019, prevé elecciones a finales de 2023 y una transición civil, con la que el general Burhan afirmó seguir comprometido en cuanto se nombre un nuevo gobierno y un nuevo Consejo Soberano.

Estados Unidos, cuyo emisario Jeffrey Feltman estuvo la víspera misma en la oficina de Hamdok, advirtió que "cualquier cambio del gobierno de transición pone en peligro la ayuda estadounidense".

Por su parte, el jefe de la diplomacia europea Josep Borrell instó a la comunidad internacional a "volver a encarrilar la transición sudanesa", y la Liga Árabe también manifestó su "profunda preocupación" y llamó a "todas las partes a respetar" el acuerdo de reparto de poder.

Frente a estos llamados, el general Burhan dijo que el país respetaría los acuerdos internacionales firmados. Sudán es uno de los cuatro países árabes que normalizó recientemente las relaciones con Israel.

De nuevo en las calles.


En las calles de Jartum, donde las telecomunicaciones son cada vez más aleatorias, muchos sudaneses protestaban y abucheaban al general Burhan, constataron periodistas de la AFP.

"No aceptaremos un régimen militar. Estamos dispuestos a dar nuestras vidas por la transición democrática", aseguró a la AFP uno de ellos, Haitham Mohamed.

Sudán celebraría sus primeras elecciones libres en 2023, si los militares no se enquistan en el poder. /AFP.


"No abandonaremos las calles antes del regreso del gobierno civil", afirmó Sawsan Bachir, también entre banderas sudanesas.

Sudán enfrenta una inestable transición política, marcada por divisiones y luchas de poder desde el derrocamiento de Bashir en abril de 2019.

Desde agosto de ese año, el país está bajo el mando de una administración cívico-militar encargada de llevar al país a una plena transición democrática bajo mando civil, con el objetivo final de organizar a fines de 2023 las primeras elecciones libres en 30 años.

Pero en los últimos días, la tensión entre los dos campos aumentó. El 21 de octubre, decenas de miles de sudaneses marcharon en varias ciudades para respaldar la plena transición de poder a los civiles y contrarrestar a una sentada iniciada días antes frente al palacio presidencial de Jartum para exigir la vuelta al mando militar.